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Expuesto el: jueves, 11 de marzo de 2010 17:52
Autor: Antrophistoria
Asunto: ¿Cuándo llegaron los primeros humanos “modernos” a la Península Ibérica?

 

Las muestras obtenidas en Cova Gran datadas por Carbono 14 refieren una antigüedad entre 34.000 y 32.000 años para posicionar temporalmente cuándo se produjo este reemplazo biológico en el Mediterráneo Occidental, aunque el estudio relativiza la validez de la técnica del Carbono 14 para la datación de materiales arqueológicos del periodo de transición del Paleolítico Medio al Superior (40.000-30.000 años). Los resultados también refuerzan la hipótesis de que no hubo interacción ni convivencia entre ambas especies.


El trabajo, publicado en el Journal of Human Evolution, ha sido coordinado por Rafael Mora, catedrático de Prehistoria y director del CEPAP-UAB y en él han participado Jorge Martínez-Moreno, investigador del CEPAP-UAB; e Ignacio de la Torre, profesor del Institute of Archeology de la University College of London.


Cova Gran, un abrigo de grandes dimensiones descubierto en el año 2002, se ubica en la localidad de Les Avellanes-Santa Linya -en la comarca leridana de La Noguera- y es uno de los escasos yacimientos arqueológicos europeos que permiten estudiar lo que en Paleoantropología se denominan “transiciones”, fases críticas en las que se detectan transformaciones y remodelaciones esenciales para reconstruir la historia de nuestra especie.


Una reconstrucción de 60 m2.


Los investigadores han trabajado sobre una superficie de unos 60 metros cuadrados, realizando una excavación en extensión, que permite reconstruir la forma de vida de las gentes que habitaron en el abrigo. Esta sistemática de trabajo no es habitual en arqueología, ya que generalmente las excavaciones se restringen a sondeos de reducidas dimensiones. Ello les ha permitido recuperar materiales arqueológicos del Paleolítico Medio, atribuibles a Homo neanderthalensis, y del Paleolítico Superior, que corresponden a Homo sapiens, separados por un estrato estéril de sedimentos que permite diferenciarlos.


Estas excepcionales condiciones de preservación del registro arqueológico, que no se ha visto afectado por alteraciones debidas a procesos geológicos o biológicos, han permitido que los materiales utilizados por cada población se conserven sin remociones, al contrario de lo que se ha señalado en otros yacimientos arqueológicos. Un análisis detallado de los restos líticos recuperados permite reconocer importantes diferencias en su elaboración; lo que implica que fueron realizados por especies distintas.


Este hecho, reconocido en otros yacimientos de Europa Occidental, refuerza la hipótesis de que ambas especies no convivieron ni interaccionaron, aunque no puede descartarse que habitaran en una misma zona geográfica, durante el periodo comprendido entre 40.000 y 30.000 años, en el que habitualmente se posiciona la “transición” Paleolítico Medio/Superior.


Cova Gran fue ocupada sucesivamente por neandertales y humanos “modernos”, en grupos reducidos de 15 ó 20 personas que vivían de forma muy parecida: cazaban, recolectaban, elaboraban instrumentos para llevar a cabo actividades cotidianas como obtener y procesar alimentos, para las que la gestión del fuego era esencial. Sin embargo, cada especie empleaba técnicas y materias primas bien diferenciadas. La aplicación de saberes y la forma de relacionarse con el medido sugieren comportamientos distintos.


Caracoles marinos que dan pistas.


Entre los restos hallados atribuibles a Homo sapiens destacan varios caracoles marinos perforados, habitualmente considerados como un indicador de la dispersión de esta especie por África, Próximo Oriente y Europa Occidental. Igualmente, denotan la existencia de un lenguaje simbólico y unas capacidades cognitivas de las que no se tiene constancia durante el Paleolítico Medio.


Estos objetos inducen a pensar que los Homo sapiens transitaban por amplios territorios que abarcaban desde la costa del Mediterráneo hasta el Prepirineo, una distancia superior a los actuales 150 kilómetros. Sin embargo, los investigadores no descartan la existencia de redes sociales, que conectarían grupos separados por importantes distancias, y por las que circulan estos objetos. De ser así, los adornos serían un elemento simbólico clave en la configuración social y en la definición de la identidad de estas gentes.


El trabajo aporta también nuevos datos sobre el periodo en que aparecen los primeros representantes de los denominados “humanos modernos” en la Península Ibérica y la desaparición de los neandertales, una cuestión que genera una importante discusión dentro de la Paleoantropología. Las muestras datadas por Carbono 14 (14C) en Cova Gran refieren una antigüedad entre 34.000 y 32.000 años para posicionar temporalmente cuándo se produjo ese reemplazo biológico en el Mediterráneo Occidental.


Sin embargo, el estudio discute al mismo tiempo la validez del 14C, método habitualmente utilizado para datar restos arqueológicos de este periodo. Aunque el 14C es una herramienta esencial para datar contextos arqueológicos, una conclusión que se desprende del estudio es que las fechas entre 40 y 30 mil años no pueden considerarse como años “históricos”.


Esta observación aviva la polémica existente desde hace tiempo en arqueología, sobre la consideración del 14C como un reloj temporal absoluto. Este isótopo radioactivo se desintegra de forma regular, pero a partir de 30.000 años su presencia en las muestras datadas es residual y, en muchas ocasiones, estas muestras han sido sometidas a procesos de alteración difíciles de identificar.


Los investigadores argumentan que muchas de las fechas habitualmente empleadas en el estudio de este tramo cronológico pueden corresponder a muestras que han sufrido contaminaciones, o que han sido tratadas en los laboratorios con métodos que no han detectado este tipo de problemas. Actualmente se están desarrollando mejoras que posiblemente eliminarán estas incertidumbres.


Cova Gran es un yacimiento de más 2.500 metros cuadrados de superficie que contiene un importante patrimonio arqueológico. Futuras excavaciones permitirán profundizar sobre cómo se asentó el hombre moderno en la Península Ibérica y su evolución durante los últimos 40.000 años.

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Extraído de SINC


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