"El jardín estaba lleno de antigüedades y otras obras excelentes, que se habían reunido en ese lugar por su belleza para el estudio y el placer. Miguel Ángel tenía una llave de ese lugar (…).
Durante muchos meses dibujó las pinturas de Masaccio que están en el Cármine (esto es, los frescos de la capilla Brancacci, en la Iglesia del Cármine de Florencia). Y copiaba con tanto juicio estas obras que asombraba a artistas y a otros hombres, de tal forma que la envidia hacia él crecía a la par que su fama. (…) Esculpió en mármol la figura de un muchacho en una estancia (no ha llegado esta obra hasta nosotros), que luego compró Baldessarre de l´Milanese, en la que imitó de tal forma el estilo antiguo que fue trasladada a Roma y enterrada en un jardín; más tarde se excavó, se consideró que era antigua, y fue vendida a un alto precio. Cuando Miguel Ángel fue a Roma confesó que era obra suya, aunque nadie le creyó (…).
Quiso entonces trasladarse a Roma, porque había oído hablar mucho de las maravillas de los antiguos."
Giorgio Vasari (1511-1574). Las Vidas de los más excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos. Vida de Miguel Ángel.
Es sorprendente ver cómo ha influido la antigüedad en el arte, y qué mejor manera de hacerlo que leyendo las biografías de Vasari, gran pintor manierista, que nos ha legado muchos de los conocimientos sobre los artistas del Renacimiento, la mayoría ciertos pese a que muchos otros sean conjeturas o directamente invenciones.
Miguel Ángel Buonarroti (1475-1564) logró, en sus primeros años, lo que nadie había conseguido hasta entonces: imitar a la perfección la técnica y estética de los escultores de la antigüedad. El perfecto trabajo del mármol, que tanto admiraría del sienés Jacopo della Quercia, se vio unido a una profunda veneración por las obras antiguas, en espacial las helenísticas, que eran las que se conocían en mayor número a comienzos del s. XVI.
De esta primera época de Miguel Ángel son obras como el Crucifijo de madera hecho para el Santo Spirito de Florencia (hoy en el Museo Casa Buonarroti) o el Baco de mármol, hecho en Roma (hoy en el Museo Nacional del Barguello de Florencia).
Vemos así cómo, a comienzos del s. XVI, las obras de arte griegas y romanas habían conseguido conquistar de nuevo el ingenio, las mentes y los corazones de los artistas del momento. Habían conseguido sobrevivir ante el empuje del paso del tiempo e incluso salir reforzadas, y esto no se quedaría aquí sino que llevaría a un largo camino a través del Renacimiento, el Barroco, el Neoclasicismo, etc.
Es una lástima que la bella luz de las obras de arte de la antigüedad cada vez se haya ido apagando más, dejando solo, en nuestro s. XXI, una pálida llama tan tambaleante e imprecisa y sin embargo tan bella, que es necesario revitalizar.
--
Publicado por PabloApa para El Blog de Pablo Aparicio Resco el 3/22/2009 09:16:00 AM
Publicar un comentario