Algunos de los episodios que podemos leer en los textos hebreos antiguos nos permiten abrigar la sospecha de que, tras ellos, se encontraban una serie de experiencias visionarias que han podido ser inducidas químicamente. El encuentro de Moisés con Yavé en el Sinaí, la trasformación en serpientes de los bastones de los sacerdotes del faraón, en que que también intervienen Moisés y su hermano Aaron, la inspiración y las visiones de los posteriores profetas, así como ciertos rasgos de la literatura apocalíptica, por solo citar algunos, han llamado la atención de los investigadores que han propuesto diversas soluciones al respecto.
John M. Allegro (
The Sacred Mushroom and the Cross: A Study of the Nature and Origins of Christianity within the Fertility Cults of the Ancient Near East, Garden City, NY, 1970) propuso ya a finales de la pasada década de los sesenta, y en base a un análisis fundamentalmente filológico (fue uno de los expertos encargado de estudiar, traducir y editar los Manuscritos del Mar Muerto), que el origen del cristianismo estaba asociado a un hongo psicoactivo que él identifica con
Amanita muscaria, a través de las prácticas religiosas de los esenios. No obstante, contó desde el principio con la oposición de muchos de sus colegas que llegron a acusarle de haber abandonado el método científico y, lo que resultó peor a la larga, con la del propio R, Gordón Wasson, reconocido ya como un especilista en hongos psicoactivos. El
debate a que tal oposición dió lugar terminaría por desacreditarle totalmente.
Unos treinta años después,
Carl A. P. Ruck, que ya había colaborado anteriormente con Wasson y Hofmann en relación a los Misterios de Eleusis, publica, junto con B.D. Staples y C. Heinrich
The Apples of Apollo: Pagan and Christian Mysteries of the Eucharist (Durham, NC, 2001, Carolina Academic Press), en el que tras señalar la prsencia del
cannabis y otros psicoactivos en la Biblia, analiza la figura de Jesús como la de un chamán y propone
Amanita muscaria como el origen de la eucaristía cristiana. Casi al mismo tiempo, Chris Bennet y Neil McQuenn publican su
Sex, Drugs, Violence and the Bible (British Columbia, 2001, Forbidden Fruit), obra en la que hacen enfásis en el
cannabis como principal piscoactivo presente en el texto sagrado. Por cierto que ésta es también la hipótesis defendida en
La Biblia y el Cannabis de Iñigo Montoya de Guzmán. El 2001 fue sin duda un año prolijo en publicaciones relacionadas con el tema, ya que ese mismo año vió también la luz la obra de
Dan Merkur, psicoanalista y psicoterapeuta, que publica
The Psychedelic Sacrament (Rochester, VT, 2001, Park Street Press) en la que defiende el carácter piscoactivo del manná biblico, algo sobre lo que también había escrito Robert Graves, que él considera un pan sacramental hecho con granos de ceral infestados de
Claviceps purpurea. Aunque ha sido objeto de alguna
crítica que señala que la cebada y otros cereales infestados con ergot son más venenosos que visionarios, ha seguido publicando
textos en apoyo de su hipótesis, en los que encuentra vestigios del conociminto de este sacramento secreto y visionario en época medieval y en la litaratura artúrica. Finalmente, Gilberto Camila y Fulvio Gosso publicaron su
Allucinogeni e cristianesimo: Evidenze nell'arte sacra (Milan, 2007, Cooperativa Colibri) en el que destacan la presencia de hongos en el arte sacro cristiano.
Continuará...
Publicado por Carlos G. Wagner para
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