La física y la química desentrañan las pinturas rupestres españolas. Un problema complejo en arqueología es establecer la datación de las pinturas que aparecen en abrigos y cuevas, saber cuándo y cómo las crearon los artistas de las cavernas. Pero las técnicas fisicoquímicas están aportando una valiosa información para desentrañar estos misterios. El arte rupestre del arco mediterráneo de la península Ibérica, un conjunto de yacimientos de la mitad oriental de España con pinturas elaboradas en el Neolítico, es el campo de pruebas en el que los científicos están depurando sus técnicas.
Antonio Hernanz, químico de la UNED e investigador de este tipo de proyectos en España, resume su experiencia: "Uno percibe que está ante obras de arte sorprendentes. Eran artistas excelentes, tanto por sus habilidades plásticas como técnicas. Sabían muy bien lo que hacían, utilizando pigmentos con la misma granulometría que la usada hoy, o materiales inorgánicos para que sus obras perduraran, y conociendo las técnicas para dibujar motivos en movimiento y con perspectiva".
Dibujo al carboncillo.
El estudio microestratigráfico de una pintura rupestre es fundamental para su datación. Se pueden hacer secuencias temporales de lo que sucedió a lo largo de miles de años en la roca antes y después de ser pintada, datando así el conjunto a partir de las capas superpuestas. Los estudios de microscopía estereoscópica in situ (traceología) permiten deducir las técnicas pictóricas usadas. Avances recientes están permitiendo determinar la composición de los materiales empleados sin necesidad de extraer muestras y, por tanto, sin dañar los paneles de pinturas.
Mediante estas técnicas se han identificado materiales como el carbón vegetal, lo que sugiere que el artista utilizó un palito quemado a modo de carboncillo. Si el análisis indica la presencia de nitratos, cuyo origen es el guano, implica la presencia pretérita de murciélagos en la caverna. Se ha comprobado que eran capaces de depurar el pigmento de hematites (mineral de óxido férrico) de la calcita que lo acompaña en los yacimientos. Y se han observado casos curiosos, como la presencia de partículas de carbón vegetal bajo una capa de pigmento blanco, lo que sugiere, o bien el uso de huesos calcinados como acompañantes a pigmentos rojos y blancos, o bien un boceto previo al dibujo final.
Este trabajo multidisciplinar (físicos, químicos, geólogos, arqueólogos) de investigadores en EEUU, Australia, Francia y España se podría enmarcar en lo que se conoce como arqueometría. En el arco mediterráneo de la península Ibérica se han estudiado así pinturas prehistóricas en la Sierra de las Cuerdas y el abrigo de La Hoz de Vicente, en Cuenca; y en la Cueva de los Murciélagos, en Zuheros (Córdoba), tanto de estilo esquemático como levantino.
Actualmente se investigan pinturas en las cuevas del Queso y de la Vieja (Albacete), Albarracín (Teruel), Río Martín y Río Vero (Aragón) y Valltorta-Gasulla (Castellón). Además, se planea aplicar las técnicas en las cuevas cantábricas del Paleolítico, como las asturianas de Tito Bustillo y El Buxu.
Estas técnicas no agresivas con nombres abstrusos, como la espectroscopía atómica y molecular, la espectrometría de energía de dispersión de rayos X o la fluorescencia de rayos X, combinadas con estudios de microscopía electrónica de barrido y con análisis microestratigráficos, están desvelando cómo pintaban aquellos picassos de las cavernas.
. Extraído de Publico |
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