Decorarse el pene no es tan raro como puede parecer. Las primeras evidencias de dibujos en los genitales datan de la Prehistoria. Desde entonces el hombre no ha dejado de tatuarse el pene. Los tatuadotes aseguran que no es más complicado ni peligroso, aunque "sí más doloroso", que en otras partes del cuerpo. Lo difícil es encontrar a alguien dispuesto a trabajar en los genitales. El pene debe permanecer erecto durante todo el proceso. Hoy por hoy, la cultura del tatuaje en los genitales se mantiene. Tatuar un pene no es más difícil, ni supone más riesgos que dibujar cualquier otra parte del cuerpo. Si se hace con las "condiciones higiénicas", el "material adecuado" y "sin productos tóxicos" no debe haber problemas de ningún tipo, explica el dermatólogo Carlos González del departamento del hospital de Getafe. Es más, "los genitales cicatrizan muy rápido", añade.
No obstante, alguna vez se pueden producir hematomas porque la dermis es muy fina y la zona está muy vascularizada, comenta el doctor. Hay que ser "muy cuidadoso con la aguja" porque "si pinchas más de la cuenta se rompe la piel, que es muy fina, y se producen borrones", señala José Carlos de Chemical Tatoo.
Caro y doloroso.
Entre los inconvenientes de tatuarse los genitales está el dolor ya que la zona es muy sensible, explica el dermatólogo.
Otras de las dificultades es hallar un tatuador dispuesto a trabajar en el pene. La mayoría se niegan y eso encarece el precio, a veces, hasta lo duplica, nos explica Carmen Carro, portavoz de Tatoo Center. Para dibujarse el miembro viril es necesario mantenerlo erecto. Aunque en la Red circulan rumores de hay quien se ayuda de la viagra, los tatuadores explican que esto puede impedir clavar la aguja y los médicos recuerdan que este medicamento no debe tomarse sin receta.
En la Prehistoria.
Datan del Paleolítico las primeras piezas de arte mueble que representan el falo masculino en erección. La representación de los genitales, masculinos y femeninos, en la Prehistoria eran "motivos más que habituales", recoge un artículo de la 'Revista de Urología' del que es coautor Javier Angulo, jefe de urología del hospital Universitario de Getafe.
Museo Schloss Hohentubiengen de Tübingen, Alemania, tiene una de las piezas con forma fálica decorada que hacen pensar en la práctica de marcas ornamentales sobre los penes. Esta pieza es de hace entre 44.000 y 30.000 años. El trabajo de Angulo concluye que "en el lenguaje del arte paleolítico hay evidencias para considerar que el engalanamiento fálico a base de marcas, perforaciones y tatuajes fue una práctica posible y harto probable, desde hace más de 10.000 años". A lo largo de la historia y de la geografía, los tatuajes en el pene, o en otras partes de cuerpo, se han venido repitiendo. Para algunas sociedades eran signo de distinción social, para otras tenían finalidades curativas y estaban relacionadas con la mitología.
. Extraído de Telecinco |
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