17 diciembre 2010

[La isla de Calipso] Madres y cultura clásica: esa curiosa combinación

Hace un par de semanas más o menos tuve un pequeño toma y daca con una cliente. La señora en cuestión vino a la librería con un papel anotado por su hijo, en el que ponía que le comprara la Apología de Sócrates. Cuando le enseñé la edición de Alianza, me miró como si yo estuviera tonta y me dijo:

-Éste no. Quiero el de Sócrates.
-Y aquí está.
-Pero yo quiero la Apología, de Sócrates. No la Apología de Sócrates, de Platón.

¡Ah, qué momento! ¿Cómo intentas explicar a una persona sutilmente que está equivocada, especialmente cuando todos los clientes tienen grabado a fuego en su mente esa máxima de que ellos siempre tienen la razón?

Traté en vano de asegurarle que Sócrates no escribió nada, que sus enseñanzas las conocemos a través de sus discípulos, de los que Platón era su máximo exponente y que, de hecho, la Apología de Sócrates era uno de sus diálogos más famosos. Pero nada de nada. La señora aseguraba una y otra vez que su hijo sólo le había escrito claramente en el papel la Apología de Sócrates y que, como no lo localizaba por móvil, no quería arriesgarse a comprar nada y que iba a preguntar en otras librerías. Por supuesto, nunca regresó. Tendría que haberle dicho al despedirme que, si encontraba la Apología de Sócrates, por favor me avisara para comprarla yo también...

Las madres son, muchas veces, un caso aparte para los libreros.

Hace poco me vino otra señora con un niño de unos once años, buscando un libro sobre cultura clásica. Para un trabajo del niño, agregó. Y mientras yo trataba de indagar sobre qué tenía que tratar el trabajo de clase, la madre erre que erre quejándose de lo complicado que era encontrar libros sobre cultura clásica.

-¿Tienes que hablar de Grecia o de Roma? -le pregunté al niño.
-¡Y a eso voy! -cortó la madre-. ¡Grecia y Roma! Nada de cultura clásica, sólo Grecia y Roma. ¡Pero de dónde vamos a sacar información si sólo se habla en los libros de Grecia y Roma y nada de cultura clásica!
-Es que la cultura grecorromana es la cultura clásica... -susurré.
-¡Grecia y Roma, Grecia y Roma! -continuaba ella elevando su queja a los dioses-. Quizás algo sobre cultura clásica en el prólogo, pero nada más. ¿Es que nadie explica qué es la cultura clásica en ningún sitio?

Para mear y no echar gota.

Y mientras yo intentaba evitar a la madre y preguntarle al chaval de qué iba a ir su trabajo (literatura, mitología, arte, filosofía, historia; la importancia del legado clásico para el mundo occidental), ella venga a cortarme:

"No, no, de literatura no. Cultura clásica. ¿Qué importancia? El trabajo es sobre cultura clásica. ¡Y no hay nada por internet! ¡Pones cultura clásica y sólo aparece Grecia y Roma!"

Así que desistí, amigos míos. Me dí por vencida. El niño estaba acobardado por su madre y no decía ni mú y ella no oía, no escuchaba, no entendía. Así que le recomendé que preguntara en otra librería por algún libro de texto para niños sobre cultura clásica, "de esos que utilizan para clase y que nosotros no trabajamos" y le deseé mentalmente al chico buena suerte porque, con esa madre castradora, le auguraba un futuro negro. Como el de Norman Bates.

Pero la anécdota de las anécdotas de madres y cultura clásica la viví apenas dos semanas de haber empezado a trabajar en la librería. Sí, en esa época en la que te sientes tan inseguro frente a un cliente que no sabes ni cómo reaccionar cuando se empecinan en un error.

El caso es que Pedro se me acercó con una señora y su hijo, de unos veintitantos años.

-Igual tú puedes ayudar mejor a estos clientes, ya que es tu especialidad. Preguntan por la segunda parte de la Ilíada.
-La Odisea.
-Eso les he dicho yo... -me susurró Pedro.

La señora me miraba con altanería.

-Pues no, la Odisea, no. Buscamos la segunda parte de la Ilíada para mi hijo.
-Señora -creo que llegué a tartamudear-, la Ilíada como tal no tiene dos partes. Su continuación, en todo caso, es la Odisea.
-A ver si nos entendemos, rica. Que buscamos la parte del caballo de Troya y en vuestras Ilíadas no sale.
-Es que la Ilíada acaba con los funerales de Héctor.
-No, no. Ya se lo he dicho a mi hijo. Yo he visto la segunda parte editada en algún sitio, pero no me acuerdo de la editorial.

¡Santo Cielo, el hallazgo filológico del milenio! ¡Esa señora había visto una edición de la Pequeña Ilíada y El Saqueo de Ilión! Ya lo estoy viendo: seguramente en la biblioteca de la universidad de Miskatonic, al lado del Necronomicón de verdad.

-Le aseguro que la Ilíada termina con los funerales de Héctor. La historia del caballo de Troya se menciona en la Odisea y, si me apura, en la Eneida de Virgilio. Pero los poemas donde se relataba el acontecimiento, el resto del Ciclo Troyano, se han perdido...

Si las miradas matasen, esa señora me hubiera fulminado. Tanto que me acojoné e intenté ver si podía encontrar por la red información sobre qué podía venir sobre el dichoso caballo en los Fragmentos de Épica Griega Arcaica de la editorial Gredos. Pero ni por esas. Fragmentos de Épica Griega Arcaica no suena a Ilíada Segunda Parte: La Venganza de Ulises, así que no la convencí. Y con un gruñido, agarró del brazo a su hijo (que, al igual que el otro niño, no soltó palabra en todo momento) y se alejó murmurando que no teníamos ni idea de cultura clásica en nuestra librería.

Y es que el cliente siempre tiene la razón... ¿O no?


--
Publicado por La Belle Dame Sans Merci para La isla de Calipso el 12/16/2010 02:54:00 PM

3 comentarios:

  1. No hagamos sangre, por favor, de estas situaciones,que no nos hacen ningún favor.
    Os lo dice una licenciada en lenguas clásicas, especialidad griego, docente y que pidió a su mecánico que le revisara el coche "porque se me ha fundido la segunda luz de freno de la parte trasera"

    ResponderEliminar
  2. No son ésos los únicos casos en que las madres se atreven con la ignorancia. Muy buenas las anécdotas, parecen chistes.

    Por cierto, ¿dónde está la librería?

    ResponderEliminar
  3. Mertxu, nadie quiere hacer sangre de ninguna situación: son anécdotas. Así como hay veces que yo puedo meter la pata en una materia y la gente reírse, son muchas las situaciones que se dan en una librería para recopilar después, pero sin ningún tipo de maldad. Al menos, yo lo entiendo así. :)

    Jose: hay madres que pecan de fiarse demasiado de lo que les han dicho sus hijos y madres que directamente se empecinan en no escuchar a nadie. XD ¿Y la librería? En Taniquetil, Valinor: a lo lejos. Permíteme mantener el anonimato. ;)

    Un saludo a los dos

    ResponderEliminar