25 marzo 2009

Alejandro Magno: El hijo del sueño.

El hijo del sueño es el primero de tres libros que se recogen bajo el título de Aléxandros. Esta trilogía constituye un extenso paseo por la vida de uno de los personajes más importantes de la Antigua Grecia y que más estudios ha suscitado: Alejandro Magno. Su autor, Valerio Massimo Manfredi, ha sabido plasmar casi a la perfección lo que fue y lo que no el joven conquistador ¿héroe? ¿tirano? ¿libertador? Mucho se pensó de él y mucho se piensa ahora. Manfredi es italiano, conocedor de la lengua y la cultura clásica por haberla estudiado y autor de varios libros dedicados a este mundo, así como de algunos guiones de cine. El hijo del sueño recoge los primeros años de vida de Alejandro Magno y el inicio de su larga empresa por Asia. El título del libro sin duda es bien acertado, tanto por el sueño que la madre de Alejandro, Olimpia, tiene estando embarazada de él, como por ser este el destinado a cumplir el sueño de su padre Filipo: la conquista de Asia.
Manfredi sabe describir perfectamente las características más significativas de Alejandro Magno. El autor nos deja ver el espíritu ambicioso (siempre desde un buen sentido) del personaje, su afición por el mundo griego y su literatura, su personalidad primero como amigo y amante, después como guerrero y rey. Del mismo modo expresa una cultura tan rica y esplendorosa como lo fue la griega, pero también nos enseña los aspectos más negativos de ella. El hijo del sueño introduce al lector en universo de pasiones y deseos llevando a primer plano el carácter de los personajes, no sólo nos cuenta una historia, sino que nos hace introducirnos en ella, sentirnos identificados con ciertos personajes y rechazados por otros. Si bien es cierto que en algunos momentos Manfredi se deja llevar por la ficción, nunca abandona la realidad y la historicidad de lo que narra. A mi parecer este es uno de los puntos más fuertes y logrados de todo el libro. Un ejemplo claro es el hecho de que al igual que hoy en día existe el enigma de sí Olimpia tuvo algo que ver en la muerte del rey Filipo, en el libro se deja ver esa sospecha pero sin asegurarla.
En el epílogo el propio autor nos dice lo que persiguió escribiendo esta historia, qué fuentes utilizó (prácticamente todas antiguas) y cómo quiso enfocarlo. No puedo decir nada más, sólo que os leáis el libro (yo ya os comentare los otros dos). Por último os dejo un pequeño fragmento del principio del libro:

El Gran Rey, el Rey de Reyes que se sentaba lejos, en la resplandeciente sala de su palacio, la inmortal Persépolis, en medio de un bosque de columnas pintadas de púrpura y oro, custodiado por toros alados y leones rampantes.
El aire a aquellas horas de la mañana, en aquel lugar mágico y solitario, estaba calmado […] Pero de golpe sopló una fuerza poderosa sobre las llamas y las apagó. Ante la mirada estupefacta de los magos también las brasas quedaron convertidas en negro carbón. No hubo ninguna otra señal ni sonido, salvo el fuerte chillido del halcón que ascendía por el vacío cielo, ni hubo tampoco ninguna palabra. Los cuatro hombres se quedaron estupefactos junto al altar, afectados por un triste presagio, derramando lágrimas en silencio.
En aquel mismo instante, muy lejos, en un remoto país de Occidente, una muchacha se acercaba, temblando, a las encinas de un antiguo santuario con el fin de solicitar una bendición para el hijo que sentía moverse por primera vez en su seno. El nombre de la muchacha era Olimpia. El nombre del niño lo revelo el viento que soplaba impetuoso
entre las ramas milenarias y agitaba las hojas muertas a los pies de los gigantescos troncos. El nombre era:
ALÉXANDROS

Espero os haya gustado y que os anime a enfrascaros en su lectura. Adiós.
Et siluit terra in conspectu eius.


(Si quieres ver el libro online en pdf, haz click aquí)

1 comentario:

  1. Me ha gustado mucho tu comentario. He leido hace muy poco el libro y ahora estoy con las Arenas de Amón. Muy buena trilogía por ahora.

    Saludos!!

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